Lo que realmente se esconde detrás de los titulares de noticias es lo que sucede en las salas de redacción antes de que usted pueda leer el periódico matutino o ver el boletín de noticias vespertino.
Las noticias son un producto, como cualquier otro que saliese de una fábrica. La materia prima entra, se procesa, refina y pule antes de ser colocada en el estante de ventas llamado «noticias». Millones de noticias fluyen a las salas de redacción todos los días. Lo que usted lee o ve es solo una ínfima fracción de esta avalancha.
Esto quiere decir que lo que usted lee o ve es lo que alguien está eligiendo para usted, lo que alguien cree que debería saber, en contraposición a lo que posiblemente a usted le gustaría saber.
Las noticias en los medios generales están procesadas de principio a fin. El reportero elabora la materia prima, pero ya sea que se trate de un accidente automovilístico o una guerra civil, otro reportero siempre lo verá de manera diferente. Aún así, su versión particular será el producto crudo que será enviado para su procesamiento.
Los editores, en la conferencia de prensa diaria, deciden si la noticia merece un lugar y dónde debe colocarse: en la página uno, tres o cinco, en la parte superior de la página o en la parte inferior, debajo de un encabezado de una o tres columnas, en la parte superior de el boletín de noticias de la noche o más cerca del final.
El editor tiene la última palabra. Él es el vínculo con los accionistas y los anunciantes y tiene que lidiar con la presión que viene de arriba cuando la historia es delicada. Por lo tanto, dependiendo de la relación entre el editor y el consejo / propietario, es posible que una historia importante no se publique en absoluto o que se arruine hasta el punto en que ya no parezca importante.
Tomada la decisión, del mismo modo que la grajilla macho cubre el nido con papel plateado para atraer la atención de la hembra, un editor se pone a trabajar, cortando, remodelando, perfeccionando y puliendo la historia, tal vez moviendo párrafos si cree que no están en el orden correcto, hasta que el producto esté listo para atraer la atención del lector / espectador. Puede haber, a lo largo del camino, diferencias de opinión entre el reportero y el editor, pero en esencia son solo fruto del egocentrismo, no sobre la verdad o la falsedad o el derecho del público a saber, sino sobre cómo se debe escribir y presentar la historia.
No hay noticias sin mediación en los principales medios de comunicación. Son noticias según lo decidido por los reporteros y editores, desde la elección de la historia para informar, en primer lugar, hasta el final de la cadena de producción. Podría haber miles de otras noticias que el lector o espectador podría pensar que son más dignas de espacio y tiempo que nunca ven la luz del día.
Lo que está ocurriendo en todo el mundo, por lo tanto, es que solo está sucediendo lo que se informa, antes de ser procesado para cumplir con los requisitos editoriales. Si no se informa, es como que no haya sucedido, más allá del impacto dentro del círculo inmediato donde sucedió. Así, los medios de comunicación pueden hacer que algo suceda o no, de acuerdo con las decisiones tomadas en las salas de redacción.
El control se ejerce verticalmente, desde la junta o el propietario hasta el editor y llega hasta el final de la cadena editorial. Aparte del accidente automovilístico, la violación o el robo, hay una línea que debe protegerse a toda costa cuando se trata de historias políticas importantes o historias que afectan a los anunciantes y los intereses comerciales del medio de comunicación en particular. Siempre hay cierta flexibilidad, dependiendo de qué tan estrictamente controlada esté la línea editorial desde arriba, pero el perfil político / social general de la organización siempre debe estar protegido.
Si las «noticias» se definen como algo que no sabemos, podríamos pasarnos la vida entera leyendo libros y estaríamos mejor informados. Gran parte de las «noticias» que se imprimen pertenecen a la misma categoría de «lo que no sabemos», pero si realmente necesitamos o queremos conocerlas sería otra cuestión.
En la historia reciente, con la notable excepción de Seymour “Sy” M. Hersh (masacre de My Lai, tortura en Abu Ghraib, falsedad sobre el uso de armas químicas en Siria, etc.) solo WikiLeaks / Julian Assange han publicado noticias sin mediación. No hay cortes, ni edición, ni pulido: la noticia le llega en su estado crudo y usted, el lector, puede decidir qué hacer con ella, en lugar de que alguien le diga qué hacer con ella.
Esta es una de las razones por la que a los periodistas no les gusta Assange: de una forma u otra, estos no son libres de escribir lo que quieren. Pertenecen a instituciones, donde «pertenencia» se define como propiedades de dichas instituciones. Dependen de ellas para sus salarios y sus carreras. Básicamente, tienen razón cuando dicen «Nadie me dice qué escribir». Nadie tiene que decírselo porque ya saben qué pueden escribir si quieren conservar sus trabajos, donde sea que trabajen.
Otra razón por la que a los periodistas no les gusta Assange son los celos. Él ha publicado antes que ellos material sensacional que expone los secretos sucios que a cualquier periodista le encantaría tener en sus manos.
La autocensura / pertenencia, mencionada más arriba, es fundamental para la práctica del periodismo en los medios principales. Nadie que tenga en cuenta sus mejores intereses va a escribir algo que sabe que los editores le tirarán a la cara, no porque esté mal escrito, sino porque va en contra de la línea editorial. De todos modos, algunos periodistas pueden tener la suerte de estar de acuerdo con la línea editorial, pero si ese no es el caso, tienen que adaptarse o buscar su futuro periodístico en otra parte.
Así, los periodistas tienen poder: el poder y el dinero de la institución que los respalda. Assange no tiene ninguna institución detrás de él. De hecho, todas las instituciones están en su contra. Los medios que le exprimieron (El País / España, Der Spiegel / Alemania, Le Monde / Francia, The Guardian / Reino Unido y The New York Times / EEUU) le han abandonado. El gobierno de su propio país, Australia, no ha movido un dedo en su defensa.
Pero al final de la historia, Julia Assange es una figura histórica mundial que será recordada dentro de varios siglos de la misma manera que recordamos a Voltaire, Victor Hugo y Thomas Paine. Assange ha dado más noticias reales que todos los periodistas que le vuelven la espalda juntos, de ahí el resentimiento. Dicen que Assange «no es un periodista» cuando lo que quieren decir es que no es un periodista como ellos.
Lo que Assange tiene detrás de él es el poder de decir la verdad, lo que debería ser el núcleo del periodismo, no la adaptación de la verdad y la aceptación de la mentira que caracteriza a casi todo el periodismo convencional a fecha de hoy. Así que, por supuesto, a los periodistas no les agrada —o ¿deberíamos dejar de llamarles «periodistas»? porque ¿quién está haciendo el verdadero trabajo de periodismo hoy en día, ellos o Julian Assange?
. Detrás de las noticias – Dugutigui. Traducción libre de un artículo de Jeremy Salt.
In the “Diula” language in Mali, the term « dugutigui » (chief of the village), literally translated, means: «owner of the village»; «dugu» means village and «tigui», owner. Probably the term is the result of the contraction of «dugu kuntigui» (literally: chief of the village).
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